¿Ha vivido alguna vez en el extranjero?
Dicen que es una de las experiencias más enriquecedoras que puede vivir una persona. Confieso que he tenido este privilegio tres veces, dos en Holanda y una en Italia, y el impacto del primer viaje es algo que guardo en la memoria: la cultura diferente, las costumbres distintas, incluso el idioma es diferente. Es un choque cultural que puede dejarte atónito o animarte a vivir intensamente esa realidad. Lo mismo ocurre con la agilidad.
Existen varias definiciones sobre lo que es la agilidad, aunque confundida con un sustantivo, en realidad se trata de un cambio de mentalidad, y por tanto: un choque cultural. Al igual que cuando aprendemos y hablamos un nuevo idioma, en las primeras etapas es habitual que busquemos paralelismos con lo que ya estamos acostumbrados, precisamente para facilitar la comprensión. Los diarios parecen informes de situación, los atrasos parecen PAE y todo esto parece erróneo.
Lo que ocurre es que, aunque "similares", tienen finalidades y significados totalmente distintos. "In Bocca al lupo" se puede traducir como "en la boca del lobo", pero significa algo así como "buena suerte" y tiene toda una connotación de valentía y empuje que un simple "buena suerte" no es capaz de traducir, si fuera italiano diría "buona fortuna", pero no significaría lo que significa.
Delirios gramaticales aparte, es habitual ver esta "traslación" de funciones al modelo ágil. Gerentes que se convierten en líderes de tribus, coordinadores que se convierten en P.O's y Agile coaches, o incluso aberraciones como "Scrum Master Coordinador" aparecen en medio del camino. Aunque facilitan la comprensión de un de/a, pierden parte de su esencia y finalidad en medio del camino. Release Train, Sprints, Retrospectives y Backlog, son palabras nuevas, que incluso "se pueden traducir" a lo tradicional, pero que ciertamente no tienen la misma finalidad.
Lo mismo pasa con los hábitos, en Holanda tomarse una cerveza en público o en un parque está mal visto, incluso te puede llevar a comisaría, si es delante de un niño, aún peor. En Brasil, en cambio, es normal. Curiosamente, en Holanda se puede beber en la oficina y muchas empresas tienen un congelador para las cervezas, mientras que en Brasil estaría mal visto.
Los hábitos de las estructuras de gestión 2.0 son centralizados, el mando está un poco más disipado, pero el control sigue estando centralizado. La Gestión 3.0 se basa en la respuesta a la ley de la variedad requerida, que básicamente indica que todo lo que quiera controlar un sistema debe ser tan complejo o más que el sistema que quiere controlar. En la práctica se entiende que la cantidad de variables a controlar es tan grande que no tiene sentido centralizarlas, sino más bien lo contrario: descentralizarlas. Es decir, las variables de control deben ser controladas por todos y no por un grupo selecto. En otras palabras, el hábito que está bien visto en la gestión 2.0 está mal visto en la gestión 3.0.
Todo ello porque la agilidad es una cultura, unos valores compartidos, desplegados en principios y aplicados a través de prácticas. Comprender las prácticas y sus artefactos es como leer la receta de un pastel. Pero comprender los valores requiere reflexión, filosofía, investigación, análisis, requiere mirar al equipo y no sólo al producto. No hay producto que se adapte al cambio, sino personas que adaptan el producto al cambio, igual que no hay producto ganador con un equipo perdedor. Hay una receta de tarta para algunas prácticas, pero no para las personas.
Este choque de cambio de cultura suele provocar dos reacciones: la primera es esa pasión por los que abrazaron la nueva cultura (por eso a los agilistas les encanta hablar de su propio trabajo), la segunda es la depresión, la sensación de agotamiento, de que nada sale bien. Por lo general, la segunda proviene de la frustración de intentar vivir la vida del país de origen, en el país de destino. Y para ello, no hay pan de queso que satisfaga la añoranza de Minas Gerais.
Al igual que cuando vivimos en el extranjero, al aplicar la agilidad encontraremos algunas similitudes, al fin y al cabo vivimos en el mismo mundo, ya sea el planeta Tierra o el mundo de los proyectos. Sólo tenemos que entender que no por encontrar similitudes estamos encontrando la misma cultura.
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