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Foto del escritorRAPHAEL COSTA

Sprint Retrospect

En mis formaciones suelo acordar con los alumnos que veremos Scrum como una metodología, porque es una técnica que implica la "actitud" hacia el método. Aunque parezca mentira, este acuerdo facilita mucho la formación y la comprensión de las diferentes técnicas de gestión de proyectos que existen en el mercado, y resalta la importancia del que, en mi opinión, es el más importante de los rituales de Scrum: la Retrospectiva del Sprint.


La lógica que subyace al concepto es relativamente sencilla, e igualmente poderosa: mientras que la mayoría de las técnicas del mercado son marcos o métodos que te dicen lo que puedes hacer, o cómo puedes hacerlo, las metodologías te explican por qué debes hacerlo, dándote una postura a seguir: un propósito claro.


El propósito de scrum es responder a los cambios en los entornos de los proyectos, especialmente cuando el alcance es variable, por lo que tiene mucho sentido para entornos en los que esos cambios son inherentes a la naturaleza del proyecto, como proyectos de software, proyectos de consultoría o proyectos de capital en los que la inversión es a largo plazo, y adaptarse a los cambios en el entorno es inherente a la construcción.




Entender el porqué de cada metodología facilita comprender cuándo y dónde aplicarlas, y no sólo eso: es fácil comprender que las ceremonias, los artefactos, las herramientas implicadas convergen hacia un mismo fin. Por ello, es esencial que tengamos momentos en nuestra vida diaria para recordar este propósito, y ver si vamos por el buen camino. De ahí la importancia de la retrospectiva del sprint.


Las metodologías tradicionales predican sobre la gestión de recursos, la gestión de personas y partes interesadas e incluso la gestión de la comunicación, pero no crean un momento específico para la mejora de estos frentes, dejando que se trabajen durante el proyecto. Lo cual es correcto, si no fuera porque la rutina suele engullir a los miembros en miles de tareas, y apenas da tiempo al equipo para pensar en sí mismo.


Por eso la retrospectiva es un momento tan importante, es cuando el equipo se mirará a sí mismo e identificará dónde puede mejorar. Es un momento para respirar y también un momento de unidad, el momento perfecto para prácticas de creación de equipo, retroalimentación y también para revisar algunos acuerdos que se hicieron en el pasado y que puede que ya no tengan sentido. No es el único momento en el que nos fijaremos en las personas, pero es la piedra angular de todo el desarrollo humano del proyecto.


Me gusta salir de una retrospectiva con algunas nociones bien definidas, que son:

  • Lo que ha ido bien

  • Qué podemos mejorar

  • Nuestras recomendaciones.

  • También puede optar por un enfoque más tradicional:

  • Lo que nos gustó;

  • Lo que odiamos

  • Lo que deberíamos empezar a hacer

  • Lo que debemos seguir haciendo

  • Lo que deberíamos dejar de hacer;


Funciona igual de bien, pero para la mayoría de las dinámicas que hacemos con el equipo es más fácil identificar estos tres puntos iniciales. También es importante intentar dejar un ambiente positivo, por lo que es bueno evitar palabras que puedan desencadenar negatividad.


Aun así, es habitual que los equipos dejen de lado la retrospectiva y se centren más en la planificación y el día a día. Pero gestionar proyectos significa gestionar personas, significa practicar la comunicación activa y, por tanto, si puedo darte un consejo: empieza por la retrospectiva. Crea en ella un momento para que el equipo discuta los dolores que existen, a lo largo de los sprints quedará clara la necesidad de otras ceremonias, y habrás empezado por la que más valor tiene, practicando lo que predicas.






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