Trabajar con agilidad implica desarrollar algunas habilidades interpersonales que marcan la diferencia, especialmente cuando se trata de colaborar. Una de estas habilidades blandas la aprendí de Platón, o de Sócrates: nunca se sabe quién es quién. Es un reflejo del concepto de misología: el odio al razonamiento, a la lógica. Del diálogo de Fedón viene una máxima: odiamos lo que no entendemos.
Con los equipos y en las conversaciones cotidianas me he entrenado para no decir "estoy de acuerdo", sino "entiendo". La razón es muy sencilla, puedo no estar de acuerdo con lo que dice la persona, pero si entiendo lo que dice, entonces estoy en paz con cualquiera que sea ese pensamiento.
Entender significa ponerse en el lugar del otro, comprender los matices que llevaron a la persona a pensar de esa manera, que, por torcida que sea, probablemente tenga su lógica dentro de una construcción histórica.
Si no entiendo, basta con decir que no entiendo, y la persona me vuelve a explicar su pensamiento, 9 de cada 10 veces la persona se empeña aún más en entrar en detalles, en dar aún más contexto.
Porque si no entiendo es porque no es lógico, porque si es lógico aprendo, al fin y al cabo es lógico. Y si no lo entiendo porque no es lógico, entonces cada vez que la persona me lo explica, más se aleja de la incoherencia, y más se acerca a la lógica.
Lo contrario también es cierto, si no entiendo porque no es lógico, entonces desde el momento en que entiendo me vuelvo un poco más lógico y un poco menos ignorante. Comprender es sumar.
Estar de acuerdo debería tener el mismo efecto, pero es una palabra que se refiere a fla-flu. Estar en desacuerdo me opone a los que están de acuerdo, así que aquí está mi burbuja de pensamiento, aquí con los que también están en desacuerdo. Estar en desacuerdo es oponerse, sustraerse de la ecuación. Es perder.
He aquí mi provocación, en el próximo debate, no estén de acuerdo, entiendan.
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