Seguramente habrás escuchado a algún Agilista criticar la "Cascada". Lugar común de muchos textos ágiles y que en mi humilde opinión, es uno de los mayores retrasos para el cambio de mentalidad tan preconizado por estos profesionales. Por eso enumeré 4 grandes errores cometidos por estos colonizadores de la agilidad.
1- La cascada sólo aporta valor al final del proyecto
Waterfall es un término peyorativo, tanto que algunas prácticas como Disciplined Agile ya lo han abandonado, prefiriendo referirse a las prácticas predictivas como "Serial".
La idea de la "Cascada" es que cada fase fluye hacia la siguiente, y el valor real sólo se percibe al final del método. Básicamente, el valor sólo se percibe al final del proceso de producción.
No sólo es peyorativa, sino también incorrecta, la crítica que se hace a la visualización que prácticas como el diagrama de Gantt o el CMP - método de la cadena crítica - hacen del flujo de trabajo.
En teoría no tiene valor tener el resultado sólo al final del proyecto, pero en la práctica hay "N" variables a considerar, y quizás conocer el flujo de producción al principio del proyecto ya sea, en sí mismo, una entrega de valor. Esta lógica se aplica a la realidad industrial, pero no necesariamente a la tecnológica, y aquí es donde fallan muchos agilistas.
2 - La agilidad como bala de plata
La agilidad fue una respuesta del mundo de la Tecnología al entorno en constante cambio que rodeaba al desarrollo de software, y a la forma de gestión vigente hasta entonces, que procedía predominantemente del ámbito industrial y de la construcción.
La respuesta es muy bienvenida, y es un cambio necesario para cualquier gestión de proyectos del siglo XXI, pero no es la única.
3 - El especialista de un solo martillo
Comprender la práctica de la gestión de proyectos requiere entender cómo aplicarla en los contextos más diversos, aunque la agilidad es algo que está aquí para quedarse, no es prudente creer que por sí sola es una bala de plata.
Un ejemplo que Américo Pinto utiliza mucho cuando habla de PMO es el del especialista de un martillo, esa persona que sigue buscando clavos, aunque la situación exija un destornillador.
Y esto es lo que hacen muchos agilistas, obtienen una certificación Scrum y empiezan a predicar la agilidad, cuando ni siquiera han conocido el entorno del proyecto.
Por eso es importante recordar que las certificaciones forman expertos en prácticas - no en gestión de proyectos - Gestionar proyectos requiere práctica, con diferentes contextos y escenarios, y eso lleva tiempo.
4 - La agilidad por la agilidad
El problema es que hoy vivimos en un ambiente de "Colonización Ágil" predicando un cambio de mentalidad, sin siquiera conocer la mentalidad actual. ¿Cómo decirle a alguien que lleva 30 años practicando una práctica que funciona que tiene que cambiar?
La agilidad por la agilidad no es una justificación, nadie cambia porque esté de moda. El cambio es necesario cuando empezamos a enfrentarnos a entornos volátiles e inciertos en los que mañana puede ser totalmente opuesto a hoy.
Se trata de responder al contexto, al cambio. Hacer más con menos, aportar más valor y menos burocracia, sí que son justificaciones, pero para ello es necesario analizar, comprender el escenario actual y tener opciones entre las que elegir.
Lo cierto es que ninguna práctica es estable o inmutable, y deberíamos celebrar que incluso las prácticas predictivas empiecen a poner la adaptación como base, porque mientras sigamos dando bandazos, no seremos profesionales completos.
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